Va erguida sobre una portentosa peana de carrete que confiere a la efigie una gallardía original propia de la estética de la escuela granadina.

Refleja fielmente el duelo de María con rostros pálidos cubiertos de lágrimas en la mayoría de los casos y en ocasiones con manos entrelazadas de resignación, sumisión y dolor.

Pero quizás, lo más interesante de los rasgos fisionómicos de la Soledad, sea su mirada, sus ojos de pena y de llanto, que nos muestra a la perfección como fue el duelo de María.








Si observamos detenidamente el rostro de la bella Imagen, vemos un cierto estrabismo en el ojo derecho, es decir, una desviación de la mirada de dicho ojo hacia el exterior o parte externa, también llamado revulsión ocular que lejos de pensar en un defecto de la Talla, nos describe a la perfección las fases del duelo, propio de un shock emocional y de sufrimiento, configurándole naturaleza humana a ese gesto y expresión de la Virgen de la Soledad, que sola, al pie de la Cruz, llora y experimenta unos síntomas vegetativos, próximos al desvanecimiento.




La imagen llegó a Cabra en el año de 1663 siendo hermano mayor D. Martín Rosales.

Como curiosidad, conviene destacar que el importe de la Talla fue de doscientos cincuenta reales más doce reales en concepto de portes desde Granada hasta Cabra, lo cual suman doscientos sesenta y dos.

Cabe destacar que pese a la valía de la Talla, la cantidad parece exigua.

La imagen fue procesionada por primera vez en el año 1664.

error: www.soledaddecabra.com
Scroll al inicio